CERRADO POR ATARDECER

Con este blog quiero compartir con vosotros estos relatos fruto de vivencias, experiencias, reflexiones, etc.etc. Por tanto la mayor pretensión es que os gusten y os animéis a dejar algún comentario o sugerencia para animar y motivar futuros escritos que ayuden al crecimiento personal y alejarnos en la medida de lo posible de fatalismos y mediocridades.



UN ABRAZO A
TOD@S

miércoles, 23 de febrero de 2011

CERTIFICADO DE CALIDAD

La palabra Calidad inspira confianza a quien la escucha. Si hablamos de productos rápidamente contagian más garantías que aquellos que no vienen avalados por este sello. Sin lugar a duda la publicidad también influye para intentar elevar esta cualidad a los productos, pero sólo aquellos que en esencia gozan de esta garantía pueden asegurar una permanencia en el tiempo. Pero la mayor seguridad la obtenemos en nuestras relaciones personales, cuando nos relacionamos con personas de las que podemos decir que son personas con calidad humana. ¿Qué hace que una persona tenga asignada esta cualidad?  Sin demasiado margen de error, podríamos decir que convergen varios factores para ir configurando nuestra personalidad bajo este parámetro: aspectos educacionales, entender y compartir una serie de valores, asumir que el bienestar individual pasa por practicar el bienestar común, asumir los errores como bambalinas de futuros éxitos, encontrar resquicios de esperanza y vida donde predominan  la tristeza y la fatalidad,  infundir paz, alegría y amor. La Calidad, por tanto, en su origen se nutriría de una fusión de satisfacción y de humildad. Satisfacción por ser quienes somos y desarrollar el trabajo que desarrollamos (“…dichoso aquel que haciendo lo que debe, hace lo que quiere”) y humildad de reconocer que siempre se puede mejorar en lo que somos y en lo que hacemos.

El concepto de Calidad nos interpela constantemente, no nos permite estancarnos, es un concepto vivo y dinámico que construimos y reconstruimos de manera longitudinal, nos rompe esquemas que huyen de rutinas y monotonías y nos obliga a la creatividad y la innovación. Como diría Antoine De Saint-Exupéry: “Si queremos un mundo de paz y justicia debemos poner la inteligencia al servicio del amor” y podríamos añadir: “…de manera constante” obteniendo así diversos valores que comparten una misma letra: la “C”.  Cabeza para poder practicar la inteligencia, Corazón para poder practicar el amor y Constancia para poder practicar de manera permanente.

Si pretendemos ser portadores de Calidad, debemos obrar en base a estos principios y ser referentes o ablativos  en los que cada persona hace de su vida un proyecto de darse. La Calidad por tanto ni se compra ni se vende, más bien debe fluir por nuestro cuerpo de manera natural, sin catalizadores espurios que fuercen lo que no hay en esencia, la calidad debe formar parte de nuestra identidad, de nuestro ser, de nuestra genética.

Cuando actuamos bajo los parámetros de la calidad humana es la pasión en nuestras acciones las que deben marcar el camino a seguir y los resultados obtenidos. Otras actitudes hacen referencia a la motivación en la tarea para la cual es importante como apunta Joaquín García Roca: “peregrinar hacia aquello que un día nos conmovió y nos hizo cambiar”, esas deben ser las fuentes de motivación de las que poder beber en momentos de deshidratación vital, cansancio   y desmotivación. También es importante una actitud de optimismo en nuestra tarea, entendiendo éste como  el valor que nos ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo y perseverancia, descubriendo lo positivo que tienen las personas y las circunstancias, confiando en nuestras capacidades y posibilidades junto con la ayuda que podemos recibir del exterior.  Por tanto la calidad es nuestro mejor recurso personal y una de las mejores actitudes que nos llevará a revisarnos para intentar ser mejores compañeros, mejores acompañantes, mejores amigos, mejores parejas, mejores profesionales, mejores vecinos, en definitiva, mejores personas como garantía de calidad en la construcción de un mundo más justo y solidario para todos. Si deseamos calidad en nuestro trabajo y en nuestras vidas empecemos por la calidad humana, porque sólo así conseguiremos mayores cotas de eficacia y eficiencia en cuantas acciones pongamos en marcha. 


Toño Villalón