CERRADO POR ATARDECER

Con este blog quiero compartir con vosotros estos relatos fruto de vivencias, experiencias, reflexiones, etc.etc. Por tanto la mayor pretensión es que os gusten y os animéis a dejar algún comentario o sugerencia para animar y motivar futuros escritos que ayuden al crecimiento personal y alejarnos en la medida de lo posible de fatalismos y mediocridades.



UN ABRAZO A
TOD@S

lunes, 12 de marzo de 2012

apasionA2

El otro día charlando con una compañera de trabajo sostuvimos una conversación que al cabo de unos días seguía resonando en mi conciencia. Ella defendía la idea de que era bueno que una persona cambiase de ambiente laboral cada diez años. Yo asentía mientras ella planteaba sus tesis sobre este asunto sabiendo las ventajas que estos cambios pueden tener sobre los hastiados curritos y curritas de este nuestro, inconsistente, mundo laboral al  tiempo que pensaba en como caería esta cuestión ante una persona en paro a la que irremediable y desgraciadamente lo mismo le da trabajar en las de cal que  en las de arena.  El porqué este tema seguía dándome vueltas era porque esta idea, desde mi punto de vista, adolecía de un defecto de fondo. Y me explico. El argumento de mi interlocutora era el cambio por el cambio intuyendo que este ayudaría al crecimiento personal, laboral, huir de la rutina, enfrentarse a nuevos retos, no apalancarse, etc. etc y desde ahí el planteamiento tiene al menos un pilar que lo sostiene. Pero me dio por acordarme de la mucha gente que no tomó esta filosofía laboral al pie de la letra de mi apreciada colega y ello me llevó a pensar y agradecer a  Alexander Fleming que inventase un potente salvavidas tras años y años de investigaciones, a Dalí por ser quien fue durante toda su existencia, y también a Vicente Ferrer por mantener el tipo y la coherencia infinitamente y por supuesto a  Serrat por toda una  carrera entregada a la música y , como no, a  Galeano por  todo el tiempo que lleva escribiéndonos las pistas vitales y, por supuesto,  al médico que me salvó la vida con siete años porque decidió entregar la suya  a la medicina…creo que vais viendo por donde voy ¿verdad?  Así pues estas ideas se fueron desvaneciendo de mi ideario para pasar a fijar las mías propias basadas en  una sola palabra: pasión. 
                Mi tesis es que una persona no debería cambiar nunca  aquello que hace para ganarse la vida si lo que realmente le mueve es la pasión, porque si verdaderamente este es el sentimiento que le habita seguro que hace muy bien lo que hace.  Con esto no digo yo, que no haya gente que lo que le interesa de su vida laboral es cobrar a fin de mes y no complicarse mucho la existencia, bien por una respetable opción personal y contractual o porque no le quede más remedio….pues claro que la hay, pero no es de ésta de quien quiero hablar. Quiero hablar de todos aquellos que le ponen ganas a lo que hacen y lo que dicen, a los que les mueve la coherencia y las ganas de mejorar el entorno en el que viven, a los que equilibran los rendimientos económicos con los sociales, a los que elevan los niveles de bienestar de sus semejantes, a los que son capaces de poner sus talentos al servicio del crecimiento vital de sus congéneres, a los que siguen y no desfallecen porque saben que el producto que ofrecen es una fusión perfecta entre pasión y calidad que da como resultado la excelencia. Y esta es una cualidad que o la tienes o no la tienes pero de ningún modo se puede fingir y además es fácilmente identificable. Ahí os doy algunas pistas: la persona apasionada con lo que hace brilla con luz propia, habla rápido, contagia energía, transmite sinceridad, cree firmemente en lo que hace y en lo que ofrece, es capaz de hacerte interesar y seducir por lo más inverosímil  y además  les afecta el cansancio en menor medida que al resto de  los mortales trabajadores.  Por todo ello es por lo que  me gusta en mi vida cruzarme con este tipo de personas, bien sea porque me estén vendiendo puerros o porque me estén  operando a corazón abierto.  Estos seres  son necesarios porque facilitan las cosas, enriquecen el ánimo y certifican la calidad en sus acciones. Así pues, gracias a todos aquellos que se mantienen fiel y firmemente en sus cualidades, a los que se perpetúan en sus saberes y a los que las ganas de mejorar en todos los aspectos de la vida  les acompañan de manera perenne e irrevocable por los días de los días. 
Toño Villalón