CERRADO POR ATARDECER

Con este blog quiero compartir con vosotros estos relatos fruto de vivencias, experiencias, reflexiones, etc.etc. Por tanto la mayor pretensión es que os gusten y os animéis a dejar algún comentario o sugerencia para animar y motivar futuros escritos que ayuden al crecimiento personal y alejarnos en la medida de lo posible de fatalismos y mediocridades.



UN ABRAZO A
TOD@S

miércoles, 25 de diciembre de 2013

LA MIRADA


“Cuando somos conscientes que nuestra mirada pertenece solo a nuestro mundo, podremos ver con perspectiva la realidad que nos circunda”. Este es el consejo inesperado que me regaló aquel abuelo en el parque mientras, de manera casi inocente, alimentaba a las palomas que lo rodeaban. Tal vez me brindó esta cita al percibir mi mirada de reojo mientras hacía abdominales en un banco próximo al suyo, casi como exhibiéndome ante su senectud.
Al regresar a mi casa y después del aseo reglamentario, quise coger un álbum de fotos, de aquellos de la era predigital y teniendo aún en mi mente el constructo filosófico de aquel enigmático anciano. Me di cuenta de que quise mirar con tanta intensidad aquellas fotografías que me olvidé de disfrutarlas, y solo cuando decidí sentir cada una de ellas, comencé a enfocar mi propio bienestar. Recordé cada instante, cada época, cada olor y cada persona que configura mi mapa relacional ahora impreso ante mí en papel fotográfico. Todos los recuerdos que iban apareciendo me dejaron cierto poso de tranquilidad y gratitud. Salvo una de las fotos que me evocó una frase que con cierta nitidez se abría paso a través del subconsciente; tal vez por la contundencia o por la rabia contenida del instante en que años atrás la pronuncié: “Mientras sigas pensando que solo soy lo que ves de mí, la ceguera la seguirás padeciendo tú”. Desde aquel instante en que decidí quitarme las vendas de los ojos, pude ver más allá de mi propia fragilidad y comencé a estar un poco más cerca de la ansiada y liberadora felicidad. Al fin y al cabo todo es una cuestión de óptica y de rebeldía ante la vulgar y agónica normalidad.


Toño Villalón

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